... por ejemplo, el taller Llunàtic Creusa que se hace isla en el mar de gente de Sóller, y en donde una persiana se convierte en postalero, el suelo es pared improvisada -¡y fotografiada!-, los grabados y pinturas derivan a tarjetas y postales, las lámparas hacen de percheros e indicadores, ciertos lugares de ensueño cambian de color así como así, y hasta un dibujo olvidado recordando a un viejo conocido - siempre desconocido, por cierto- pues acaba ocupando el puesto de autorretrato...
Sí, a veces las cosas no son lo que son.
(pincha aquí si lo dudas)
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